miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aquel inolvidable verano. Capítulo 1: Id haciendo las maletas que nos vamos.


Holaaaa buenas bloggeros!!!! Que tal estáis??? Espero que muy bien ;) Voy a empezar a publicar una pequeña historia aquí y solo espero que os guste y que comentéis!!! Un beso para tod@s y ya sabéis que me podéis encontrar en http://analasrosasrojas.blogspot.com/ y en http://anaelsecretodelasmariposas.blogspot.com/ 

Todo empezó el día en que mis padres decidieron ir a casa de mis abuelos para pasar las vacaciones de verano. Yo por supuesto no quería ir, sería aburrido y tendría que estar todo el tiempo pegada a mis padres.
-Venga Marta será divertido- dijo mi madre intentando convencerme.
-Si ya verás como te lo pasas bien, además puede que hayan chicos y chicas de tu edad con los que puedas relacionarte en el pueblo- dijo esta vez mi padre- y puedes hacer las actividades que hayan.
Mis padres siempre intentaban ver todo lo positivo de todo, pero yo no lo veía del mismo modo que ellos. Ellos eran muy diferentes a mi y no me comprendían en nada. Mi hermano Lucas jugaba a la consola sentado en el sillón y a él le gustaba la idea de ir al pueblo.
-Seguro que encuentras novio hermanita- dijo él de mala gana- o a lo mejor no, eres demasiado fea- se empezó a reír, como le odiaba.
-¿Tu has tenido alguna vez novia renacuajo?
Se quedó callado, tenía 12 años y era insoportable. Mi hermano y yo nos parecíamos mucho físicamente, los dos teníamos el pelo castaño y los ojos marrones verdosos. Pero en el carácter eramos totalmente distintos. Recuerdo que cuando eramos pequeños nos llevábamos mejor, pero él empezó el instituto y se había vuelto un imbécil.
-Venga chicos relajaos que estamos hablando de algo importante- intentó calmar la situación mi padre.
-¿Qué dices Marta? ¿Quieres o no quieres venir? Nos lo pasaremos muy bien te lo aseguro, y ya que tenemos vacaciones las aprovecharemos todos juntos, ¿vale?- dijo mi madre- Ya tendrás tiempo de salir con tus amigos cuando volvamos.
Pensé en que si sería divertido y conocería a mucha más gente, aunque no tuviera a mis amigos cerca. Sería una buena oportunidad para cambiar de aires y hacer más cosas de las que hacía en mi casa.
-Está bien iré- dije con una sonrisa.
-Bueno pues salimos en dos días, id haciendo las maletas que nos vamos- nos dijo mi padre.
-¿Tendré que dormir con ella?- preguntó Lucas señalándome.
-No, hay una habitación libre- dijo mi madre.
-Si Lucas, así no me pegarás la peste- dije riéndome.
-Ja ja... Que graciosa- dijo Lucas con sarcasmo.
-Dejad de pelear- nos regañó mi padre.
-Voy sacando las maletas del altillo- dijo mi madre dirigiéndose a su habitación.
Esos dos días estuvimos preparando todo lo que necesitábamos. Mi madre nos ayudó a elegir la ropa que nos llevaríamos y yo por si acaso metí un par de mis vestidos para salir. Mi padre mientras tanto preparaba el coche llevándolo al taller y la noche anterior a irnos metimos todas las maletas en el coche.
-¿Mamá me puede llevar la PSP?- preguntó mi hermano mientras cenábamos.
-Pero solo úsala en el viaje, no quiero verte todo el santo día pegado a la consola, ¿de acuerdo?
-Gracias mamá, prometo no estar todo el día pegado a la consola. Tan solo estaré 20 de las 24 horas del día- nos empezamos todos a reír- No, ahora en serio, solo la usaré en el viaje. Estaré todo el tiempo en la piscina.
-Si estás todo el día en la piscina te convertirás en una pasa- sonrió mi padre.
-Tu tranquilo papá, más feo de lo que es no podrá ser- me empecé a reír.
-¡Eh! No te metas conmigo.
-¿Por qué no hacéis una apuesta durante las vacaciones? Lucas no te insulta si tu no le insultas a él- agregó mi madre.
-Buena idea y quién gane, ¿qué se lleva?- preguntó Lucas, él siempre pensaba en las recompensas.
-Quien gane se lleva un premio que le daremos al final- dijo mi padre.
-Jo papá, dinos que es.
-No Lucas, he dicho que hasta al final de las vacaciones. Así será más emocionante.
-Papá tiene razón, ¿trato hecho?- le ofrecí la mano para que me la estrechara.
-Hecho, te vas a enterar Marta- estrechó con fuerza.
Esa noche me dormí más rápido que otros días, aparte de estar agotada por cargar las cosas en el coche, también estaba deseando que llegará el día siguiente. Pensé toda la noche en lo que haría en la casa de mis abuelos. A la mañana siguiente nos levantamos temprano para llegar antes y para salir sin el calor del mediodía. Me duché por la mañana para salir fresquita y despejada, desayunamos y nos metimos en el coche.
-¿Tenéis todas vuestras cosas?- preguntó mi padre al entrar en el coche.
-Si papá- dijimos mi hermano y yo.
-Pues nos vamos. Despedíos de la casa, no la veréis en unos días- concretamente no la veríamos en un mes.
-¿Tu crees que habrá cobertura?- dije con el móvil en la mano.
-Me imagino que si, pero no quiero que estés hablando todo el rato con el teléfono- dijo mi madre.
-Tendrá que hablar con sus amigas, Lidia- dijo mi padre.
-Ya, pero solo por las tardes y un rato- me miró mi madre.
Me puse los auriculares y puse una canción al azar, no quería escuchar una en particular. El viaje se me hizo bastante corto hasta el pueblo en el que viven mis abuelos. Llegamos más o menos a la hora de comer y mis abuelos esperaban en la puerta de la casa. Mi abuelo se llama Félix y mi abuela Manuela y son mis abuelos por parte de madre. Mi abuelo era un hombre alto y fornido que a pesar de su apariencia era un hombre agradable. Mi abuela era una mujer mucho más baja que mi abuelo, y con un carácter dulce y encantador.
-¡Oh! Lucas que mayor estás- le dio mi abuela el típico beso de todas las abuelas- Marta, ¡cuanto has crecido desde la última vez!- me dio un gran abrazo.
-Hola abuela- dijimos mi hermano y yo.
-Martita, Lucas- nos dio un beso mi abuelo- ¿qué tal estáis?
-Muy bien abuelo- dijo Lucas.
-Pasad a dentro que se va el frío- dijo mi abuela entrando conmigo de la mano.
Por dentro la casa de mis abuelos tenía las paredes de color beige con muchas fotos y adornos por todos sitios.
-¿Qué has hecho para comer mamá?- preguntó mi madre al entrar a la cocina.
-He hecho una ensalada y una paella- mi abuela abrió la tapa de la paellera y el olor a paella inundó toda la cocina.
-Que bien huele- dije acercándome a la paella.
-Y sabrá mejor pero ahora a descargar el coche- dijo mi padre detrás mía.
-Voy.
Tardamos muy poco en descargar el coche y llevar las maletas a las habitaciones de cada uno. Mi habitación era de color celeste y tenía un armario, una cama y un escritorio que, para mi sorpresa, tenía un ordenador. Vi que al lado había un Router y me alegré de sobremanera, tendría Internet aquí. Coloqué la ropa en el armario y los zapatos los dejé en el suelo de momento. Me puse un vestido corto de color blanco y cogí unas chanclas rojas.
-Marta baja- gritó mi madre por las escaleras.
-Ahora voy- terminé de vestirme y bajé las escaleras- ¿qué pasa?- dije cuando llegué al comedor.
-Ve a por pan a la tienda que a tu abuela se le ha olvidado ir a comprarlo- me puso 2 euros en la mano.
-¿Dónde está abuela?- le pregunté al no tener ni idea de donde estaba.
-La tienda se llama “la despensa” y está al lado de la plaza principal, no tiene pérdida- me dijo desde la cocina.
Me fui directa a la plaza que estaba algo más lejos de donde creía que estaba. Mientras caminaba sentía como si me asara, hacía mucho calor. Empecé a cantar para distraerme del calor sofocante. El pueblo de mis abuelos era bastante grande. Estaba lleno de casas, algunas eran viejas y otras eran muy modernas. Según me habían dicho venían muchas personas ricas e importantes a pasar el verano aquí, ya que no mucha gente lo conocía. Pasé cerca de un parque y empecé a temer que me hubiera perdido, pero encontré la plaza al cabo de un rato. En la plaza había una gran iglesia y una fuente en el centro, también habían un par de bares y divisé al final de la plaza la tienda. Entré en ella y el fresquito que hacía dentro de la tienda hizo que soltara un suspiro de alivio. Me puse a buscar en la tienda, que he de decir que vendía de todo, las barras de pan que me habían pedido. Dentro de la tienda había un chico moreno, alto y bastante guapo con unas gafas de sol y una gorra mirando los estantes. Me sonaba de algo, pero no sabía exactamente de que. Me miró y me sonrió, yo le correspondí con otra y aparté rápidamente la mirada. Seguí a lo mío buscando lo que tenía que comprar y por fin las encontré. Cogí tres barras de pan y me las llevé a la caja para pagarlas.
-Hola,¿ quién eres? No te había visto antes por aquí- me dijo el dueño de la tienda.
-Me llamo Marta, soy la nieta de Félix y Manuela- le dije con una sonrisa.
-¡Ah! Ya me acuerdo de ti. De pequeña jugabas con mi hija.
-¿Lucía?
-Si, veo que te acuerdas- me guiñó un ojo- 1 euro- le di la moneda- que tengas buen día.
-Adiós, gracias- me despedí y salí otra vez al calor de la calle.
El chico moreno que me encontré en la tienda estaba en la entrada mirando una hoja. Pasé a su lado y él ni se inmutó.
-Hola- saludé mientras caminaba.
-¡Ah! Hola- sonrió y volvió a clavar la vista en la hoja.
Me fui un poco sonrojada y con una sonrisa tonta hasta la casa de mis abuelos. ¿Quién era ese chico que me sonaba tanto? No lo sabía pero lo adivinaría estos días.
-Hola Marta, ¿encontraste la tienda?- me preguntó mi abuela en cuanto llegué.
-Si, toma- le dí la bolsa.
-Vienes muy contenta, ¿te has encontrado con algún chico guapo?- me guiñó mi abuela un ojo.
-No- le dije con una sonrisa.
-Bueno luego hablamos- se fue a la cocina y salió con la paellera para llevarla al comedor- ¡A comer!- gritó dejándola en la mesa.
Mi hermano apareció rápidamente y se sentó en una de las sillas. Toda la familia apareció más tarde y se sentaron para comer. Me senté al lado de mi abuelo y mi abuela empezó a servir la comida en los platos. Mientras comíamos hablábamos de muchas cosas: de las clases, de los amigos... Después de comer me fui a duchar y me eché acosté en mi cama. Al cabo de un par de minutos me quedé completamente dormida.

1 comentario:

  1. El 1ºer capitulo esta genial,y estoy esperando ya el capitulo 2.A ver quien era ese chico moreno :$

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